COVID-19: RESPONSABILIDAD COMPARTIDA

Ya tenemos casos de COVID-19 en Panamá y es de esperar que se dispare su número en los próximos días. Desconocemos como será el comportamiento del virus durante la estación seca actual y lluviosa en el futuro. Las medidas de salud pública deben estar encaminadas a espaciar la cantidad de enfermos en el tiempo para que nuestro sistema sanitario pueda enfrentar el brote y minimizar la letalidad en personas de riesgo, mientras la ciencia consigue terapias y vacunas seguras y efectivas. El país debe seguir su funcionamiento económico, social, educativo y político, tratando de que no haya perturbaciones excesivas a su normalidad. Las estrategias de contención y mitigación que se implementen, por tanto, deberán basarse en la evolución epidemiológica que ocurra localmente y tomarse en momentos justos, de lo contrario no serán sostenibles en el tiempo. Como quiera que la responsabilidad es de todos y no solo de las instancias gubernamentales, enumero algunas ideas sobre cómo podemos colaborar desde nuestro espacio personal, familiar e institucional. 

  1. Cada uno: avisar a las autoridades sanitarias si viajó a algún país de riesgo y presenta síntomas; lavado de manos, higiene respiratoria, mascarilla si tiene síntomas, desinfección de superficies y objetos cercanos; no propiciar pánico
  2. Adulto mayor de 65 años (especialmente si tiene comorbilidades): abstenerse de asistir a eventos concurridos, tener a mano geles alcoholados, no saludar dando la mano ni con besos, mantener distancia (>2 metros) de otras personas
  3. Familias: medidas de protección personal de todos los miembros, especialmente si hay adultos mayores de 65 años con comorbilidades; consultar a autoridad sanitaria (líneas calientes y aplicaciones de mensajería según se vayan desarrollando) para recibir instrucciones
  4. Comunidades: divulgar información objetiva, promover prácticas de protección en municipios, centros educativos, sitios de trabajo, iglesias, clubes cívicos, festividades musicales; no asistir a lugares concurridos con síntomas
  5. Hospitales: promover cuidado de trabajadores de salud, adecuar instalaciones para aislar infectados, aprovisionar unidades de terapia intensiva, estandarizar protocolos de triage, diagnóstico y manejo
  6. Colegios y universidades: promover prácticas de protección personal en centros educativos, planear mecanismos y plataformas de enseñanza por internet
  7. Sectores tecnológicos: elaborar tecnologías que faciliten a las personas mantener contacto social pese a distanciamiento físico; apoyar canales oficiales de información y bloquear noticias falsas
  8. Autoridad de desarrollo social: plan para protección de adultos mayores, garantizar acceso a tratamiento para comorbilidades; crear redes de apoyo para adultos mayores que viven solos
  9. Minsa: comunicación clara y transparente a la población; planes de contención y mitigación basados en información científica; garantizar vacunas de influenza y neumococo para población de riesgo; ir considerando, según evolución de brote, suspender todo tipo de eventos o actividades que impliquen aglomeración de personas
  10. Autoridad deportiva: ir planeando eventos deportivos sin público o diferir torneos para fechas futuras en caso de que Minsa lo estime necesario
  11. Autoridad de transporte público: colocar geles alcoholados, divulgar material educativo, proveer mascarillas para gente con síntomas, limpiar superficies y barandales frecuentemente con soluciones cloradas al 0.1% u otros desinfectantes
  12. Sectores científicos: apoyar para difundir información científica fiable en lenguaje sencillo; pensar en estrategias innovadoras para acceso al cuidado médico, comunicación de riesgo, salud mental
  13. Medios de comunicación: periodismo basado en evidencia y ética; difundir hechos comprobados y no supuestos; colaborar con autoridades sanitarias para divulgar planes nacionales
  14. Investigadores: estar actualizados en resultados de estudios, colaborar en proyectos epidemiológicos, participar en la realización de ensayos para buscar productos terapéuticos y preventivos
  15. Gobierno: planear provisión de servicios y actividades económicas; regular la especulación de precios en insumos de protección personal; penalizar a personas que difundan noticias falsas o no cumplan con disposiciones sanitarias

 

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COVID-19: Certezas y Dudas

A medida que el brote de COVID-19 ha evolucionado, tanto en China como a nivel internacional, muchas interrogantes se han ido aclarando con evidencia científica sólida. Aunque ahora la comunidad médica tiene bastante información sobre el virus SARS-CoV-2 y la enfermedad resultante, quedan aún numerosas incertidumbres por despejar. Como ya el virus ha entrado en los cinco continentes y muy probablemente hasta en países que todavía no reportan casos, de la fase de contención en puestos migratorios se irá pasando a una fase de mitigación, cuyo objetivo es minimizar la propagación en las comunidades y la afectación de las personas de mayor riesgo a desarrollar las formas severas de la infección. La idea es tratar de comprar algo de tiempo mientras esperamos que medidas rigurosas de salud pública y accesos futuros a medicamentos antivirales o vacunas eficaces, logren atenuar los estragos de la ya casi pandemia. Analicemos certezas y dudas de relevancia para la toma de decisiones fundamentadas.

La pesquisa y aislamiento de casos sospechosos en aeropuertos ha sido una actividad preventiva empleada en todo el mundo. Muchos infectados (70%), no obstante, han sido detectados días a semanas después de la entrada al país y no en el punto de entrada. La mitad de los afectados no presenta fiebre al inicio de síntomas y un número importante de turistas hace escalas en otros lugares para burlar los controles de migración. En la medida en que más países tengan brotes de transmisión autóctona sostenida, tanto la logística como la efectividad del tamizaje aeroportuario será costosa e improductiva. La mitigación, por tanto, dependerá de la acuciosidad del sistema de salud en encontrar enfermos y de la fiabilidad del pasajero en reportar síntomas sugestivos, dar la lista de sus contactos cercanos y aislar a todos en su domicilio. El Minsa tendrá una línea caliente para que, en caso de enfermedad que no amerite hospitalización, acuda personal designado a la casa del paciente para recoger muestras y verificar cumplimiento con cuarentena.

El grado de contagio del COVID-19 parece bastante similar o ligeramente superior al de la gripe estacional, tanto en la infectividad (2-3 contagios por enfermo), como en la vía de transmisión (gotitas respiratorias a distancia menor de 2 metros, manos contaminadas) y en la prevención (lavado de manos, higiene respiratoria, mascarilla para sintomáticos, evitar sitios hacinados). Se desconoce si clima y humedad incidirán en la viabilidad del virus, tal y como ocurre con influenza. La mortalidad de los casos confirmados, por ahora, anda por el 1.5-3.5% según la región geográfica evaluada. Debido a que una significativa cantidad de casos leves y asintomáticos no forma parte del denominador, varios grupos científicos calculan que la fatalidad real podría rondar el 1%. Hasta que no se realice un estudio de seroprevalencia (presencia de anticuerpos IgG en muestra representativa de la población de Hubei), la verdadera tasa de letalidad será imprecisa y quizás sobreestimada.

Mientras no haya casos en un país ni demostración de diseminación comunitaria sostenida, la cancelación de convenciones o reuniones no tiene justificación. Saber procedencia y condición de salud de las personas que asistan a dichos eventos será importante, por supuesto, para restringir la afluencia de determinados individuos. El cierre de colegios tampoco es recomendable por ahora. Los niños han sido muy poco afectados por COVID-19, tanto en proporción (<1-2%) como en severidad. Lo que aún se desconoce es la potencial contribución de la población infantil en la expansión del brote, tal y como ocurre con influenza. Habrá que esperar mejor información antes de suspender jornadas escolares. Meduca deberá prepararse para la eventualidad de impartir enseñanzas a domicilio mediante plataformas tecnológicas modernas.

COVID-19 causará un profundo impacto negativo en la economía nacional y en el bienestar financiero de los sectores empresariales. Será importante verificar si una prueba molecular negativa en un contacto (en secreciones respiratorias y heces), durante la fase asintomática o leve de la enfermedad, es fidedigna en descartar diagnóstico para poder así acortar el periodo de confinamiento de la persona y que pueda regresar a su trabajo prontamente. Por último, debido a que la mortalidad está básicamente concentrada en adultos mayores con patologías de fondo, el distanciamiento social de este grupo etario será probablemente el mecanismo de mitigación más impactante a tomar en cuenta. Cuidemos a nuestros más veteranos, mucha experiencia y sabiduría se podría perder de golpe.

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Carnaval sin Coronavirus

Todos los seres humanos tenemos derecho a divertirnos. Los carnavales son, sin duda, los días más celebrados por los panameños, particularmente durante la juventud y adultez temprana. Aparte del jolgorio colectivo, las actividades generan inyección económica, en especial a las regiones del interior. En Azuero, por ejemplo, la gente se prepara por todo un año para lucirse en las festividades del dios Momo. No hay justificación científica actualmente para cancelar el popular asueto, pese a las voces apocalípticas de amargados sociales, opositores políticos y predicadores evangélicos que vaticinan estragos sanitarios por el nuevo coronavirus. Para que la parranda sea lo más sana posible, sin arrepentimientos posteriores, doy algunas recomendaciones sobre los riesgos que sí debemos vigilar.

La principal causa de muerte durante el Carnaval es el accidente automovilístico, gran parte debido al consumo de alcohol y a la velocidad excesiva. Cada año fallecen alrededor de 400 individuos en las carreteras del país, pero la cifra diaria aumenta sin duda durante estas 4 jornadas de farra. Algunas reseñas de la hemeroteca periodística indican que, en estas fechas, se registran alrededor de 500-600 colisiones o vuelcos, que dejan al menos 10-15 víctimas fatales. La implementación de un conductor designado y sobrio resulta una práctica esencial. Los ahogamientos y homicidios por borrachera ensanchan también la lista de fatalidades.

La probabilidad de tener relaciones sexuales se incrementa significativamente en este feriado nacional. Juerga, tumulto, licor y hasta drogas ilícitas se combinan para sucumbir en prácticas sexuales inseguras. Las consecuencias pueden ser catastróficas, desde embarazos no deseados y abortos provocados hasta una multiplicidad de infecciones de relevancia clínica, incluyendo las causadas por microbios del herpes, papiloma y sida que ocasionan enfermedades permanentes. La abstinencia o la masturbación alejan, por supuesto, las repercusiones hormonales, pero siendo objetivo, la protección más realista se logra mediante el uso correcto del preservativo.

La exposición prolongada a la luz del sol provoca quemaduras, deshidratación y desarrollo futuro de cáncer en piel. Se recomienda, por tanto, emplear protectores solares de grado SPF 50 o más, reducir el tiempo de contacto lumínico directo y aplicar lociones frías o anestésicas para aliviar dolor en zonas inflamadas. Para evitar la insolación, es necesario hidratarse de manera continua, más aún si se bebe alcohol, y refugiarse frecuentemente en lugares frescos, bajo la sombra. Si aparecen síntomas como mareo, desorientación, agitación, fiebre o, en instancias severas, convulsión o pérdida de conocimiento, se debe recurrir a los puestos de salud más próximos.

Durante estos eventos masivos, se dispara también el número de intoxicaciones alimentarias. Los trastornos van desde comer a deshoras hasta ingerir comidas mal preparadas o descompuestas en quioscos ambulatorios o recintos bailables. Debemos verificar la tenencia de certificados sanitarios, fuentes de agua potable para lavar manos o comestibles y colocación de guantes en operadores para manipular los pedidos. La presencia de dolor abdominal, vómitos o diarrea nos alerta sobre una potencial dolencia gastrointestinal que ameritará tratamiento.

El año 2020 ha empezado con un aluvión de enfermos por Dengue. La circulación en horas de mayor infestación de mosquitos, la ausencia de ropa protectora adecuada y la acumulación de agua en receptáculos diversos inducen propensión a picaduras por Aedes. Esta infección puede provocar hospitalización y muerte en un número no despreciable de casos. Herrera y Los Santos, además, son las provincias con mayor cantidad de afectaciones por virus Hanta. Quedarse en áreas cercanas a arrozales o contaminadas con secreciones de ratas (orina o excremento) acentúa la susceptibilidad a esta temible enfermedad. Hay que cerciorarse de las condiciones del lugar donde uno se hospeda o supera la resaca de la noche previa.

Por último, y no menos importante, es la casuística de actos violentos contra la mujer que ocurren más frecuentemente en momentos de desenfreno emocional y ebriedad masculina. Para colmo, la habitual agresión machista se ha visto empañada con las declaraciones de la policía sobre prohibir la entrada de muchachas con vestimenta “sugerente”. Es de suponer que ese juicio lo ejercerá la unidad de turno según su subjetivo criterio o, quizás, después de escanear la foto al arzobispo Ulloa o al pastor Alvarez, para obtener el permiso celestial de la reprimenda. Mientras tanto, los machos orinarán en el parque y regresarán al barullo apenas sacudan sus falos. Tal parece que los carnavales del 2020 estrenarán la participación del ministerio de la moral ciudadana. Patético.

 

 

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Intrusismo y superchería en Twitter

A raíz del brote del nuevo coronavirus (2019-nCoV), se ha desatado un raudal de rumores, especulaciones, supercherías y confabulaciones que atentan contra el bienestar psicológico de las personas. No ha faltado, tampoco, la proliferación de “eruditos”, quiénes carentes de credencial académica, han proferido recomendaciones técnicas o críticas a las estrategias preventivas que tomaron las autoridades sanitarias. El intrusismo profesional en las redes sociales es un fenómeno cada vez más creciente y preocupante, porque en algunas situaciones puntuales (enfermedades crónicas, malignidades, trastornos de salud mental, vacunas, infecciones emergentes, etc.) se pueden inducir efectos adversos de relevancia clínica, algunos hasta criminales.

La diseminación de noticias falsas, tergiversadas o conspiranoicas en Twitter provoca, sin duda, reacciones nocivas en cualquier sociedad. Los temas predilectos para la fabricación de bulos incluyen cuestiones políticas, chismes urbanos, tópicos financieros, desastres naturales, hechos científicos y asuntos médicos. La evidencia indica que los mensajes morbosos o asombrosos son 70% más propensos a ser retuiteados y a difundirse con mayor rapidez, alcance y profundidad que las reseñas axiomáticas porque la gente es emocionalmente más atraída a propagar novedad, sorpresa, disgusto o miedo que rutina, calma, agrado o confianza. En esta era digital, con la plétora de “influencers y coaches”, usualmente desprovistos de formación escolástica para tener un criterio objetivo e indiscutible, resulta imprescindible contar con herramientas tecnológicas que eviten ser engatusados por los charlatanes que abundan en las redes sociales. Aunque los medios de comunicación han desarrollado plataformas de verificación para discriminar entre lo ficticio y lo real, el periodista promedio carece de capacidad en tópicos muy especializados y está sometido a la necesidad de lanzar primicias o “bombas” informativas en el contexto de subjetividad ideológica y voracidad económica, tanto las propias como las emanadas de sus patronos.

Dos recientes publicaciones del MIT (Massachusetts Institute of Technology), lideradas por investigadores del departamento de máquinas sociales (Vosoughi S, et al. ACM Transactions on Knowledge Discovery from Data; 11:50, Julio 2017; Science 2018; 359:1146), analizaron alrededor de 126 mil mensajes tuiteados, en el periodo de 2006 a 2017, por más de 3 millones de personas, clasificándolos como auténticos o espurios después de amplia evaluación por seis organizaciones profesionales independientes. Los rumores fueron evaluados también con base en los estilos lingüísticos empleados, las características de sus emisores y las dinámicas de difusión utilizadas. Los resultados demostraron que una noticia falaz llega más rápido, más lejos y con mayor alcance que la veraz en todas las categorías de información estudiadas, a veces en un orden de magnitud de diferencia. Los autores elaboraron un sistema de puntuación para calibrar la certidumbre de los rumores (rumor gauge), logrando identificar, con significancia estadística, a los delincuentes cibernéticos que esparcían patrañas maliciosas o ficticias.

Es mucho más probable, por ejemplo, que un mensaje sea falso si aparece en un tuit de alguien anónimo, con pocos seguidores, escrito con horrores gramaticales, palabras soeces o vulgares y que abusa de emoticones o abreviaciones no convencionales. Pero, también, cuando un tuitero con identidad revelada adopta frases muy sofisticadas, que toma prestadas de genta calificada de otras disciplinas (conducta tipo papagayo) para aparentar experticia propia y que, sin darse cuenta, las usa de forma errónea en reiteradas ocasiones. Otros atributos del embaucador son su predilección por postear comentarios controvertidos, con alta tasa de negación en el texto, y desafiantes al consenso de expertos que poseen credibilidad contrastada. El perpetrador de bulos parece creer que la diseminación de información “privilegiada” le genera estatus social y protagonismo mediático. Al analizar rigurosamente su comportamiento, resulta que muchas veces este individuo padece algún tipo de frustración intelectual u ostenta un currículo grisáceo que intenta sobrevalorar en el escenario público. No es extraño, por tanto, que el impostor vierta su ataque contra genuinos líderes de opinión, emitiendo frases poco originales o plagiadas de anarquistas o nihilistas de oficio (los hay en todas las carreras) y dando a entender que sus actuaciones exhiben una superior supremacía moral que las de ellos.

Al ritmo que anda la humanidad en materia tecnológica, la próxima pandemia no será de ninguna infección emergente, sino de desinformación, egoísmo y estupidez virtual. Un temor alentado por las redes es bastante más contagioso que cualquier nuevo microbio que aparezca repentinamente. Acabamos de ver una pequeña muestra de esa triste realidad en Pacora y Panamá Pacífico. Para llorar…

 

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Un Nuevo Virus

A finales del 2019, China informó al mundo sobre brote de neumonía de causa desconocida que apareció súbitamente en la ciudad de Wuhan, provincia de Hubei. En menos de 10 días se identificó un novel coronavirus (2019-nCoV) como el microbio culpable. Hasta ayer, 24 de enero, unos 1303 enfermos han sido diagnosticados, incluyendo viajeros a ciudades cercanas, aunque es probable que el número de infectados, todavía sin captar, sea, al menos, 10 veces mayor. Solo 2 casos han sido documentados en el continente americano, ambos en Estados Unidos. A la fecha, 41 pacientes han fallecido, la mayoría adultos mayores con enfermedades crónicas de base. Una prueba rápida de detección ya ha sido desarrollada, en tiempo récord, debido a la eficiente colaboración entre científicos internacionales. La secuencia genética completa del virus forma parte del banco molecular público de OMS. Varios aeropuertos en el mundo han empezado a tamizar, con cuestionario, escáner térmico y posible cuarentena, a los turistas procedentes de áreas afectadas para contener la potencial propagación del patógeno, especialmente porque el tráfico aéreo se incrementa exponencialmente durante la celebración del año lunar chino.

Los primeros casos estuvieron vinculados a personas que habían visitado un popular mercado de mariscos y animales vivos o recién sacrificados que son comestibles en países asiáticos. Aunque al principio se decía que había poca evidencia de transmisión entre seres humanos, los datos que se han ido generando indican contagio entre individuos con exposición cercana (familiares, personal de Salud), similar a lo acontecido en previas epidemias de otros coronavirus: SARS (Severe Acute Respiratory Syndrome) en 2002-2003 y MERS (Middle East Respiratory Syndrome) en 2012-2017, que se esparcieron desde China y Arabia Saudita, matando aproximadamente a 800 y 700 pacientes, respectivamente.

Los coronavirus son una gran familia de microbios, usualmente asociados a patología respiratoria leve (causan 15-30% de los resfriados comunes), pero algunas cepas causan enfermedad grave. La infección es considerada una zoonosis porque es transmitida de animales a humanos. Antes de afectar a la gente, el germen del SARS estuvo circulando secundariamente en civetas y mapaches, mientras que el del MERS en camellos, porque el hospedero natural inicial tiende a ser el murciélago. Otros coronavirus afectan a perros, gatos, caballos, vacas, cerdos, gallinas, pavos, patos, conejos, roedores y culebras, provocando compromiso clínico o subclínico en dichas especies. Todavía no se confirma el animal que originó el caso índice del nuevo virus. La enfermedad pulmonar causada por el SARS se asoció a una letalidad del 10%, mientras que la del MERS fue de 34%. Por ahora, la fatalidad por la neumonía inducida por el 2019-nCoV ronda el 3%, pero podría ser menor tan pronto se computen las infecciones leves, no captadas.

Por tratarse de una infección novedosa, toca esperar información profesional actualizada sobre período de incubación (lapso desde contacto con virus hasta aparición de síntomas) y de transmisión (intervalo de contagiosidad antes, durante y después de síntomas). Es muy probable que la vía de contagio sea similar a la de otras infecciones respiratorias (exposición a secreciones expelidas al toser o estornudar, mucosidades nasales, manos contaminadas y objetos inanimados que albergan partículas virales viables por pocas horas). El Ministerio de Salud anunció, a inicios de la semana, que el Departamento de Epidemiología de la institución le está dando seguimiento estrecho a la alerta que emana diariamente de la OMS-OPS.

El Minsa, responsablemente, ya activó la vigilancia epidemiológica en puertos, aeropuertos y fronteras terrestres, ante la probabilidad que el virus sea portado por viajeros procedentes de regiones incriminadas en el brote. Se recomienda a las personas que reciben turistas sintomáticos mantener las medidas higiénicas habituales en casos de gripe, incluyendo el lavado de manos, e instruir a los centros hospitalarios a prepararse en las estrategias necesarias de bioseguridad, debido a que el personal sanitario es siempre más vulnerable al contagio con virus respiratorios. Aunque el SARS nunca llegó a Panamá, la creciente afluencia de pasajeros de China a nuestro territorio hace prudente la implementación de controles migratorios más rigurosos para prevenir la importación del 2019-nCoV. La OMS, por el momento, no ha declarado una emergencia sanitaria global ni recomendado la restricción de viajes, debido a que la transmisión de persona a persona, fuera de China, es todavía muy limitada.

En esta era, la información se propaga muchísimo más rápido que la infección. Resulta imprescindible, empero, seguir solamente las fuentes fiables. Demasiado intrusismo en redes sociales…

 

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Novedades en ensayos clínicos

La revista Nature Medicine, en su edición de enero 2019, describe los cambios que han ocurrido en los ensayos clínicos durante los últimos 25 años. Las transformaciones no solo han fortalecido la calidad de evidencia generada, sino también la protección de los sujetos reclutados, maximizando los beneficios y minimizando los potenciales riesgos de la participación.

Antes de 1960, los ensayos clínicos eran principalmente conducidos desde pequeños laboratorios académicos en países industrializados. Las investigaciones actuales, en especial las que evalúan la eficacia de un producto (fase 3), son patrocinadas por empresas farmacéuticas, organizaciones contractuales (CRO), instituciones científicas y fundaciones filantrópicas, usualmente bajo el liderazgo ejecutor de doctores independientes a nivel mundial. Con ayuda de la biología molecular y la ingeniería genética, es ahora más fácil identificar diferencias en la respuesta fisiopatológica de cada paciente a una medicina o vacuna. Conocer la presencia de mutaciones y biomarcadores de severidad en las poblaciones enroladas permite estratificar los datos para lograr más precisión en las conclusiones formuladas.

Existe una mayor disponibilidad de comités de ética en cada región para velar por el bienestar de los participantes en los proyectos y acabar definitivamente con la otrora calificación de tanteos en “conejillos de Indias”. De hecho, hoy en día, se considera que la oportunidad para ser incluido en un ensayo clínico constituye un derecho humano elemental que se ejerce de manera autónoma, después de firmar un documento de consentimiento informado. Todos los investigadores están obligados a entrenarse en buenas prácticas clínicas antes de iniciar las actividades correspondientes.

Los ensayos clínicos han ido adquiriendo mayor rigurosidad metodológica a través del tiempo. Aparte de los diseños convencionales aleatorios y cegados, están proliferando estudios adaptativos que ajustan directrices sobre la marcha para transitar rápidamente por las progresivas fases de valoración, estudios tipo canasta (basket trials) que prueban terapias en varias enfermedades simultáneamente, estudios de plataforma (platform trials) que escutrinizan múltiples variables o tratamientos a la vez, estudios de evidencia en mundo real (real world evidence trials) que utilizan los records electrónicos de salud para buscar particularidades individuales, estudios de cirugía impostora (sham trials) que contrastan alternativas quirúrgicas para una determinada patología y estudios tipo paraguas (umbrella trials) que analizan concomitantemente cócteles de drogas para una misma enfermedad.

En aras de reforzar credibilidad, los ensayos clínicos deben registrarse públicamente, algo que no solo induce transparencia sino que incrementa la posibilidad de reclutamiento a distancia. Varias organizaciones como FDA en Estados Unidos y EMA en Europa cuentan con inscripciones en línea para visibilizar las investigaciones a gente interesada. El Minsa ya ha habilitado un formato similar para los proyectos locales. Se está promoviendo la flexibilización en los criterios de inclusión y exclusión para que haya una mayor representatividad muestral y se facilite la investigación en personas con diversidad en sexo, género, etnia, condición mental, grupo etario (infantes, ancianos) y estado gestacional.

En esta época de inteligencia artificial y “big data”, empieza a emerger la implementación de redes digitales gigantes de datos, con la debida garantía en confidencialidad y privacidad, para que los ensayos compartan toda la información obtenida y se publiquen metaanálisis o revisiones sistemáticas que aumenten el poder estadístico de los hallazgos y la pesquisa oportuna de eventos adversos de baja ocurrencia. El uso tradicional del valor de probabilidades (valor P) para computar resultados está siendo reemplazado por sondeos de inferencia bayesiana (cocientes de disparidad o verosimilitud), con sus respectivos intervalos de confianza, que ofrezcan más relevancia clínica que numérica.

Pese al formidable avance de la ciencia médica, empujado preponderantemente por la innovación científica, en Estados Unidos parece declinar el número de galenos que se decanta por la investigación (New York Times, septiembre 23, 2019), algo que podría interferir con el desarrollo de una óptima medicina traslacional que facilite la transición eficiente de la experimentación básica en aplicaciones clínicas que redunden en provecho de la salud humana. Está demostrado que los hospitales y centros de atención donde existe cultura de investigación practican una medicina de superior calidad técnica y humanista. Urge estimular la formación de investigadores médicos en Panamá para que, con pensamiento crítico y deontológico, practiquen la profesión con base en evidencia, reproducibilidad e integridad y no en ocurrencia, anécdota o complacencia. Nada mejor que iniciar desde la universidad. Para mañana es tarde.

 

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Navidad: época de bulos

Mi suegra Mary Moreno (QEPD), dama elegante, extrovertida, bondadosa y temperamental, fue una mujer apegada a las tradiciones católicas. Disfrutaba polemizar con ella porque, además de entretenida, exhibía espontaneidad y gracia. Nuestras tertulias eran más frecuentes durante tiempos navideños. Cuando le decía que la fecha elegida en Navidad había sido copiada de celebraciones paganas para el mercantilismo de la fe, espetaba “pero es una gran oportunidad para reunir a la familia y eso me hace feliz”. Cuando le ripostaba que nuestros parientes simiescos eran más felices porque siempre estaban agrupados, sin importar días específicos, argumentaba que ella no tenía ningún parentesco con los monos porque descendía directamente de Eva. Extraño esos divertidos coloquios. Ahora, 20 años después, los intento tener en Twitter, pero desafortunadamente en la red social escasea el buen humor y la inteligencia emocional.

La época decembrina, comercializada al máximo por cristianos y empresarios, está repleta de bulos (falsedades articuladas de manera deliberada para que sean percibidas como verdad) para mantener a creyentes en cautiverio místico y consumista. La imagen de Jesús, por ejemplo, es sublimada hasta la saciedad. Muchos historiadores escépticos se refieren a él como un personaje ficticio, cuyo origen pudo haber surgido de uno de los numerosos dioses del repertorio supersticioso primitivo y que después fue convertido en figura histórica, con rasgos humanos, como producto de un ventajoso sincretismo religioso. De hecho, el periodo de su etérea resurrección se basa en el lapso de tres días en el que el sol se mantiene en un lugar más bajo y el 25 de diciembre en que inicia nuevamente su ascensión. Varias deidades solares anteriores a Jesús como Horus, Atis, Krishna, Mitra y Dioniso, gozaban de parábolas similares con el propósito de fomentar enseñanzas convenientes. Las coincidencias biográficas demostrarían que los autores de los evangelios tomaron prestados relatos de otros entes supremos o héroes más antiguos para ensalzar alegóricamente la vida del supuesto predicador judío.

Otra patraña bíblica se relaciona a que los seres humanos descendemos de Adán y Eva, con ella culpable por obedecer a una serpiente satánica, lo que motivó el nacimiento por inseminación artificial de un “salvador” que vino a perdonar el primer pecado de la machista fábula. Muchos feligreses, interpretando los textos “sagrados” de manera literal, creen que el origen de la humanidad data de unos 6-10 mil años. Considerable evidencia científica, sin embargo, indica que el Homo sapiens apareció en África hace algo más de 200.000 años. Nuestra estirpe moderna (sapiens sapiens) no evolucionó de los monos, sino que comparte un mismo antepasado con ellos. Por tanto, es también un error decir que procedemos de los micos. Somos un género más del orden primates. Los primates, con más de 50 millones de años de historia, comenzaron su metamorfosis evolutiva hace unos 7 millones de años. En esa etapa, un ancestro común con los chimpancés divergió en dos linajes diferentes, probablemente por razones climáticas. El linaje que condujo a los chimpancés, Pan paniscus y Pan troglodytes, se quedó en el oeste de África, mientras que el linaje que eventualmente dio lugar a nosotros evolucionó en el sur y este del continente africano.

Cerca del 99% de nuestros genes son idénticos a los que poseen los chimpancés, pero esa diferencia de 1,2% es trascendental, puesto que tenemos entre 20.000 y 25.000 genes operativos que nos proporcionan cualidades disímiles favorables. Para complicar algo más el asunto, se estima que menos de la mitad de nuestro organismo está compuesto por células humanas. La celularidad restante es una mezcla de bacterias, virus y hongos que componen lo que se conoce como el microbioma. El microbioma es tan peculiar de cada persona como su huella digital e influye en una gran multiplicidad de funciones que van desde la digestión al sistema inmunológico. Si contamos todas las células, somos en realidad 43% auténticos según las investigaciones más recientes. En términos genéticos, las cifras son aún más sorprendentes. Tan solo en la boca y en los intestinos tenemos unos 50 millones de genes bacterianos que ejecutan beneficiosas actividades fisiológicas.

Pese a la plétora de bulos navideños, me gusta el espíritu colectivo de amor, amistad, solidaridad y desprendimiento que se vive en estos momentos. Tendríamos, sin duda, un mundo mejor si desplegáramos la misma conducta el año entero. El gen egoísta se expresa, empero, durante todos los días restantes. Triste.

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S.O.S. por Taboga

Taboga es una pequeña isla del archipiélago de las Perlas en el Océano Pacífico, situada en el golfo de Panamá, a unos 20 kilómetros de la capital. Según el último censo, la población anda por los 1600 habitantes, aunque apenas un 40% reside ahí de manera cotidiana. Las viviendas se distribuyen en menos de la mitad de un territorio de 12. 1 kilómetros de extensión. El lugar es popularmente conocido como la “isla de las flores”, la “isla del encanto” o “la isla mágica” del escritor Rogelio Sinán. La propaganda turística que aparece en internet menciona que el paradisíaco asentamiento ofrece hermosas playas de agua transparente como “Restinga”, “Honda” o “El Morro” (fácilmente accesible durante la marea baja), donde se puede pescar, practicar deportes acuáticos, recorrer a pie el pintoresco poblado, deleitar las calles apretadas desbordadas por jardines de flores amarillas y azules, admirar la Iglesia de San Pedro (segunda obra eclesiástica construida en este hemisferio, después de la de Natá de los Caballeros), realizar senderismo, disfrutar la escenografía en canopy, experimentar avistamiento de aves exóticas, hacer expediciones a los cerros Vigía, Tres Cruces y La Cruz o admirar el refugio de vida silvestre. El turista, además, puede apreciar lujosas residencias de panameños o foráneos, ocupadas de forma esporádica o intermitente, rodeadas de vistosas casas de lugareños. Para hospedaje, existen apartamentos de alquiler y varios hoteles privados, entre los que destacan por lujo y comodidad los de “Villa Caprichosa” y “Taboga Palace SPA”.

Tenía mucho tiempo de no visitar Taboga en modo ocioso y, para ser franco, regresé bastante decepcionado. Casi toda la excelsa publicidad es tristemente engañosa y sobredimensionada. El encanto se ha esfumado. El otrora paraíso insular ha sido abandonado por gobiernos y estamentos de turismo. Pese a que la ATP (Autoridad Panameña de Turismo) ha prometido proyectos y presupuestos durante la última década para remodelar y acondicionar el paraje recreativo, todavía no hay nada concreto. El canopy construido en 2016, por unos 300 mil dólares, nunca entró en operación y su infraestructura ya está francamente deteriorada. Las flores se pueden contar y muchas están marchitas. La vegetación ornamental es escasa. Las calles internas sufren el desamparo en conservación. Hay desechos por doquier. No se cuenta con una planta incineradora para disposición de la basura, por lo que los desperdicios son lanzados íntegramente en un vertedero trasero que finalmente se vacía en el mar. No siempre se dispone de agua potable. Unos empresarios israelitas donaron una planta desalinizadora, pero como no hay mantenimiento adecuado, el daño de alguna pieza provoca largas temporadas de inactividad. Tampoco hay acueductos.

Abunda el trabajo informal, pero es evidente la carencia de mano de obra calificada para las actividades turísticas más cotizadas. No hay oficina de información que atienda a los visitantes al desembarcar en el muelle para brindar asesoría sobre áreas con potencial histórico, cultural y ecológico. Los escasos baños públicos se destacan por dificultad y suciedad, sin duchas fácilmente accesibles ni tratamientos de aguas negras. El malecón, los parques y los litorales del entorno están mal preservados y abandonados a la improvisación de los dueños de puestos ambulatorios. Para los niños residentes, sólo se dispone de educación primaria, en un colegio visiblemente estropeado. No hay biblioteca. El centro de Salud no da servicio las 24 horas, siendo tangible la ausencia de recurso humano y equipamiento profesional, sin siquiera un programa eficiente de control de vectores. La Iglesia tiene el techo menoscabado y sus paredes albergan raíces, filtraciones y conexiones eléctricas oxidadas. Del antiguo hotel estatal “Taboga”, sólo queda una pila de escombros. Casi todo lo público ha sido anárquicamente privatizado, sin regulación municipal eficiente. Varios extranjeros y compatriotas preocupados por el ambiente insular han formado una organización cívica para apoyar con fondos propios al embellecimiento y restauración del medio ambiente, pero reciben poca ayuda de las autoridades correspondientes.

Triste decirlo, pero si esta isla estuviera en Costa Rica, sería una joya turística. Urge que Panamá potencie la gran diversidad de su territorio, capacite a guías especializados e invierta en alojamientos y servicios. Debemos mejorar nuestra oferta recreacional e incrementar la entrada de divisas que garanticen un crecimiento económico constante que redunde en beneficio social colectivo. S.O.S por Taboga.

 

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EL SIDA: TRISTE REALIDAD

Hoy se celebra el día mundial de la lucha contra el Sida. El lema de este año es “ Las comunidades marcan la diferencia”. Las comunidades contribuyen a través del liderazgo de educadores, personas que viven con el VIH, trabajadores sanitarios, activistas sociales y organizaciones no gubernamentales. Hoy en día se necesita más que nunca el compromiso de todos, con el objeto de garantizar que esta terrible epidemia continúe presente en la agenda política, que los derechos humanos se respeten y que quienes toman las decisiones asuman sus deberes.

El primer caso en Panamá fue diagnosticado en 1984. El perfil epidemiológico local describe un mayor riesgo de adquirir la infección en individuos LGBT+, trabajadores del sexo, reclusos y jóvenes heterosexuales que no utilizan condón rutinario. El grupo de mujeres adolescentes con nuevas infecciones está en aumento, tendencia preocupante por el elevado porcentaje de embarazos en esta población. Se detectan, tristemente, 200 nuevas madres infectadas cada año. Aunque el país está comprometido con reducir la transmisión materna infantil del virus por debajo del 2%, todavía estamos entre 3 y 5%. Atender a un niño VIH+ es una de las situaciones más tristes e injustas que le tocan experimentar al pediatra. Lograr mejor cobertura en control prenatal y usar pruebas rápidas duales de VIH y sífilis en la atención de la gestante ayudarían a disminuir la transmisión de ambas infecciones. El “autotest”, para que una persona realice la prueba diagnóstica en casa tambíen podría ser una estrategia valiosa.

Según estadísticas del Minsa, se han infectado unos 31 mil sujetos, de los cuales han fallecido cerca de 12 mil. Aproximadamente 19 mil individuos viven con la infección, pero al menos 8 mil más portan el virus sin saberlo. La prevalencia nacional de infección anda por 0.9%, cifra que nos pone en un deshonroso segundo lugar en Centroamérica, tan solo por detrás de Belice. Las regiones más azotadas son, en orden decreciente, Colón, área metropolitana, San Miguelito, Panamá Oeste, comarcas indígenas y Panamá Este. Hemos mejorado el pronóstico. En el 2018, la tasa de mortalidad por 100,000 habitantes fue de 10.3, mientras que en 1999 fue de 17.4.

El sector salud, apoyado por Probisida y otros actores valiosos, realiza esfuerzos para prevenir que se infecte más gente y proporcionar tratamiento gratuito a todos los contagiados. La única manera de contener la epidemia es mediante una masiva movilización social y campaña educativa. Cada individuo debe participar adoptando y ayudando a que otros implementen comportamientos sexuales responsables, ya que la vía prioritaria de adquisición sigue siendo la sexual. Urge mantener el VIH/sida como una prioridad de Estado, por sus enormes repercusiones en salud colectiva, productividad laboral y economía nacional.

Siento obligación por comentar también sobre las vacunas contra el Sida. Los medios de comunicación han dado recientemente excesiva y errónea propaganda al tema, a raíz de las frecuentes entrevistas del Dr. Adán Ríos. En ciencia debemos ser responsables y cautelosos con la información que ofrecemos. El admirado Dr. Ríos ha elaborado una metodología para inactivar el virus original (cepa transmitida/fundadora o T/F). Su patente tiene potencial aplicación para la confección de vacunas, pero a la fecha no ha sido considerada por empresas o instituciones productoras. Se han diseñado varios productos prometedores mediante otras técnicas de ingeniería genética, caracterización antigénica y síntesis de líneas germinales para atacar la infección temprana. Un trabajo inicial, con una de estas innovaciones moleculares, reportó eficacia vacunal de 31% (estudio RV144). Se realizan, actualmente, diversos ensayos enfocados en el concepto T/F (estudios HVTN 702-705-706) y se espera que en los próximos 3-5 años habrá más luces al respecto. El NIH y Janssen, igualmente, ejecutan investigaciones en humanos usando modalidades mosaicas, basadas en la generación de una gama amplia de anticuerpos neutralizantes contra epítopos virales específicos (estudios HVTN 703-704 y NCT03060629). Desarrollar una vacuna inocua y eficaz contra el VIH es un asunto extremadamente complejo, debido a que la infección natural no induce inmunidad protectora, a la gran diversidad viral, a las progresivas mutaciones en el tiempo, al escape inmunológico, a la más que probable necesidad de utilizar adyuvantes y a la falta de un óptimo modelo animal para ensayar candidatos.

Mientras no surja una profilaxis más contundente, la prevención dependerá de educación sexual, disponibilidad ininterrumpida de insumos diagnósticos y terapéuticos, enfoque en los grupos de mayor vulnerabilidad, financiamiento público-privado y, por supuesto, el trabajo conjunto de las comunidades. Seamos todos solidarios.

 

 

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Comen santos, defecan demonios…

Esta frase podría ser aplicada a muchas personas que hacen de la hipocresía su modo de vida. Los activistas pro-familia o los periodistas religiosos que pregonan frases bíblicas misericordiosas a diestra y siniestra, pero vomitan antipatías irracionales, discursos de odio o censuras informativas contra los que no comparten sus proyectos biológicos. Los jerarcas eclesiales que, de cara a la galería, dictan valores morales, pero a escondidas, practican o encubren abusos de menores. Los feligreses que acuden a misas para redimir pecados, pero de lunes a sábado cometen todo tipo de trasgresiones o violaciones éticas. En esta ocasión, sin embargo, el título escogido es para resaltar la dicotomía en las conductas del expresidente y de la procuradora de la nación, quiénes portaron por un lustro el vocablo dios en sus labios y exhibieron éxtasis espiritual durante la JMJ, pero presuntamente por detrás, armaron o manipularon expedientes judiciales, prevaricaron, traficaron influencias, abusaron del poder, socorrieron a empresarios afines, intercedieron por impuestos fiscales, archivaron casos delictivos de amigos y pactaron noticias con algunos portales de comunicación o relacionistas de la sociedad civil para provecho particular. Por los escándalos de Odebrecht y de Blue Apple hubo gente indagada, investigada, procesada, impedida de viajar al extranjero o encarcelada y otra que, por el contrario, resultó premiada con archivo de sumario o exención de culpa. Hubo incluso personas inocentes que aún están pagando la obsesión de fiscales por admitir todo tipo de denuncias, muchas sin fundamento o de exclusivo carácter administrativo, debido a la cruzada vengativa del régimen pasado. Las decisiones de imputación obedecían, al parecer, al grado de afinidad del involucrado con el círculo gobernante.

Interceptar conversaciones privadas es ciertamente una actividad ilegal, por lo que el responsable del pinchazo (o descarga del historial de un dispositivo digital o lectura de un celular extraviado) debe ser buscado y sancionado de manera ejemplar. Como señaló el abogado Rodrigo Noriega recientemente en este periódico, el contenido de los chats no puede ser utilizado como insumo penal. Si se comprueba la veracidad de los textos de mensajería electrónica, empero, estamos ante la presencia de un delito muy grave (“notitia criminis”), independientemente del nivel de simpatía o aversión que se le dispense a los implicados o a los potencialmente favorecidos por las filtraciones. Los intereses de un Estado democrático deben estar siempre por encima de cualquier interpretación que le queramos dar al asunto porque las revelaciones son indicativas de la injerencia del Ejecutivo en los poderes económicos, jurídicos, legislativos y mediáticos del país, además de que lesionan peligrosamente la credibilidad del sistema de justicia. La intromisión presidencial ha ocurrido seguramente en todas las administraciones anteriores, pero ahora parecen confirmarse las sospechas de la infame endogamia institucional. Los “Varelaleaks”, por tanto, deberían tener consecuencias profundas para nuestra inmadura democracia panameña, algo similar a lo ocurrido en otras latitudes, donde funcionarios tuvieron que renunciar, enfrentar acusaciones o sufrir humillaciones por los anómalos procederes. Todos esos aberrantes comportamientos ponen de relieve la urgente necesidad de tener una nueva Constitución que reduzca facultades a los cabecillas políticos y otorgue plena independencia a los tribunales de justicia.

Los ciudadanos decentes estamos hartos de tanta podredumbre pública y privada, de la conveniente selectividad e impunidad jurídica y de la farsa de supuestos “impolutos” que exhiben integridad en entrevistas y redes sociales, pero tras vestidores negocian componendas espurias de diversa índole. Daríamos lo que esté a nuestro alcance para que Panamá solo sea conocida internacionalmente por la eficiencia de su canal interoceánico, la operatividad de su núcleo aeroportuario, la innovación de su Ciudad del Saber, la calidad de su ciencia, la habilidad de sus músicos, la destreza de sus deportistas y la tolerancia a su diversidad cultural, racial, sexual o ideológica. Desafortunadamente, la imagen de nuestra marca-país es el juega vivo y, a juzgar por todo lo acontecido en la historia republicana, lo tenemos más que merecido. Parafraseando una cita atribuida originalmente a Mafalda y ligeramente modificada para el propósito de esta columna: “En esta época, podemos conseguir café sin cafeína, gasolina sin plomo, leche sin lactosa, turrón sin azúcar, cigarrillo sin nicotina y hasta religión sin dios”. ¿Para cuándo podríamos diseñar un gobierno sin corrupción? Visto lo visto, una inalcanzable utopía…

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